
Testimonio en Alumbra, Psicología y Fertilidad
Charlábamos distendidamente un grupo de mujeres sobre el bebé de una de ellas. La madre comentaba la mala noche que había pasado: “Gemma come cada tres o cuatro horas y así una noche detrás de otra… ¡con sus días!, agota a cualquiera”. Aunque cansada, la recién estrenada madre estaba plena de felicidad. “¡Tiene una boquita tan preciosa! Pone los labios así”, decía imitando a la bebé.
Otra de las mujeres comentaba: “Ya tendré tiempo de vivir esa experiencia, ahora no me lo puedo permitir.”
“Pues no lo dejes para muy tarde, no sea que se te acaben los óvulos”, le comenté con la normalidad de quien se cree entendido.
“¿Cómo, cómo? ¿Que los óvulos se acaban? Creía que se generaban constantemente hasta la menopausia”, me replicó con asombro.